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Rigidez en yoga: cuando el cuerpo no se suelta

Es común que muchos de nosotros busquemos en el yoga no solo una mejora física, sino también un espacio de liberación emocional. Con cada estiramiento, flexión o movimiento, esperamos sentirnos más libres, más fluidos, más ligeros. Pero, ¿qué pasa cuando a pesar de la práctica regular, seguimos experimentando rigidez o nos parece que no avanzamos?

Quiero invitaros a reflexionar sobre esto, y explorar algunas posibles razones detrás de esa sensación de no avanzar, respaldadas por la experiencia de otros muchos profesionales del cuerpo y la mente.

El cuerpo como protector: una coraza de tensión

A veces, el cuerpo no responde a la flexibilidad no porque no estemos trabajando lo suficiente, sino porque el cuerpo ha aprendido a protegerse. Esto puede deberse a experiencias pasadas, traumas emocionales o incluso estrés crónico. En algunos casos, el cuerpo guarda memorias de situaciones dolorosas, no necesariamente en forma de recuerdos conscientes, sino en forma de tensión muscular. Esta coraza de tensión es una defensa natural, un mecanismo de supervivencia que puede hacer que nos cueste liberar ciertas áreas del cuerpo, incluso cuando intentamos relajarlas conscientemente en la esterilla.

El sistema nervioso y la rigidez emocional

Nuestro sistema nervioso juega un papel clave en cómo nos sentimos y nos movemos. Cuando estamos constantemente en modo de alerta (por estrés, ansiedad o situaciones emocionales no resueltas), nuestro cuerpo se pone rígido, como una respuesta fisiológica al miedo o la tensión. Aunque el yoga es un medio maravilloso para equilibrar el sistema nervioso, es posible que algunas personas necesiten más tiempo o un enfoque más específico para activar el sistema parasimpático (responsable de la relajación). En estos casos, el yoga restaurativo, la respiración profunda o la meditación pueden ser herramientas clave para desbloquear la rigidez física.

El proceso es más sutil de lo que parece

No siempre los avances en flexibilidad son inmediatos o visibles. La práctica de yoga tiene una dimensión profunda que va más allá de lo físico. En muchos casos, lo que podría parecer falta de progreso en la flexibilidad externa es en realidad una transformación interna: mayor conciencia del cuerpo, una nueva relación con nuestra respiración, o incluso la capacidad de habitar el espacio de manera más plena. A veces, lo que necesitamos es un cambio de perspectiva: no todo progreso es necesariamente visible o medible en términos de flexibilidad física.

La importancia de la actitud hacia la práctica

Es importante recordar que la rigidez no solo se encuentra en los músculos. Muchas veces, la actitud mental hacia la práctica puede ser un factor limitante. Si nuestra mente se enfoca únicamente en el objetivo de mejorar la flexibilidad, es posible que nuestra tensión emocional se refleje en el cuerpo. El yoga nos invita a ser amables con nosotros mismos y a aceptar nuestra condición física tal y como es, sin apresurarnos ni comparar nuestros avances con los de los demás. La verdadera flexibilidad nace de la capacidad de soltar no solo el cuerpo, sino también la mente y las expectativas.

El camino es único y personal

Cada cuerpo es único, y las razones por las que uno puede ser más o menos flexible tienen que ver con muchos factores: desde nuestra estructura ósea y genética, hasta nuestras experiencias emocionales y el estrés que llevamos con nosotros. Por eso, es crucial no juzgar nuestro proceso comparándonos con otros, sino celebrar cada pequeño avance, cada momento en el que conseguimos sentir más libertad en el cuerpo y en la mente.


En resumen, la rigidez en el cuerpo no siempre significa falta de esfuerzo o constancia. Puede ser un reflejo de tensiones emocionales, del sistema nervioso o de patrones de protección que han estado presentes por años. La clave está en seguir practicando con paciencia, sin presionarnos, y recordando que cada persona está en su propio proceso. Al final, el yoga no es solo un camino hacia la flexibilidad física, sino también hacia la liberación emocional y la autocompasión.

Si te apetece, te acompaño en este proceso, nos vemos en la esterilla.